"En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: - ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: - Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos” (Mt. 18: 1-4)
Siete obras maestras de la arquitectura y la escultura de la antigüedad, son conocidas como “Las Siete Maravillas del Mundo” Eso nos hace pensar en “Las Siete Maravillas de Dios” que estamos estudiando en estos días. La primera es el gran amor de Dios por cada uno de nosotros. La segunda es que Dios haya venido a vivir entre nosotros en la persona de Jesús. La tercera, es el sacrificio de Cristo en la cruz a nuestro favor.
La cuarta maravilla de Dios que estudiaremos hoy es nuestra “conversión” Jesús dice: “Si no se vuelven y hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos” (Mt. 18: 3) La palabra “conversión” confunde a muchas personas, porque piensan que deben hacer algo especial. Pero lo que Dios pide es que le demos la espalda al pecado y que aceptemos a Cristo en el corazón.
La palabra “conversión” significa cambiar de rumbo, volverse hacia Dios. “Si alguno está en Cristo, es una nueva creación, las cosas viejas quedan atrás, ahora todas son hechas nuevas” (2 Co. 5: 17)
Nadie puede convertirse a sí mismo, esa es la obra del Espíritu Santo, cuando tenemos un encuentro con Dios recibiendo a Cristo en el corazón como Salvador y Señor.
El Espíritu de Dios te ayudará a arrepentirte de tus pecados, a confesarlos a Dios y a abandonarlos. Esa oportunidad la tenemos sólo en vida, por eso es urgente que hagamos cuentas con Dios cuanto antes. Estimado amigo, apreciada amiga, ¡ahora Jesús te llama para perdonar tus pecados y darte vida eterna! ¿Responderás que sí a su invitación?
ORACIÓN: - Amado Señor Jesús, necesito volverme como niño para entrar al reino de los cielos… Sólo con tu ayuda puede ocurrir ese milagro; por eso te invito a vivir en mi corazón, recibiéndote como mi Salvador y Señor, y confesándote arrepentido mis pecados. Ayúdame a buscarte diariamente en oración y meditando en tu Santa Palabra. Y guíame a encontrar una buena iglesia cristiana que me ayude a crecer espiritualmente y se
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